Opinión: El rol de la diáspora dominicana y el Plan de Regularización‏.-

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Por Jason Grullón #SomosJOBAL.-

Siempre he considerado formar parte de la diáspora de un país como República Dominicana como una bendición. Hasta hace 5 años, mi país solo era asociado con playas, peloteros, ron y cigarros, todos de calidad mundial.


En aquellos tiempos me tocaba recostarme de la buena fama y aceptar sonrisas y amor por todo el mundo. La inserción de la República Dominicana en un mundo cada vez más globalizado, donde las barreras que el tiempo y el espacio representaban para la comunicación han quedado superadas, ha traído como consecuencia que los problemas de esta pequeña isla del Caribe encuentren gran eco en todos los rincones del planeta. En este proceso, la información ha jugado un papel protagónico.El orgullo que sentía al hablar de mi país en foros internacionales se da hoy de narices con argumentos, unos mejor fundamentados que otros, que cuestionan el poco valor que tienen bellas playas y cigarros de calidad cuando se sustentan en desigualdad social y principalmente, en racismo del peor tipo.


No pretendo explicar en estas líneas lo errado de las políticas públicas de mi país. Más que nada, mi intención es resaltar el rol que entiendo debe jugar la diáspora dominicana en la defensa de todo lo que como nación hemos construido en las últimas décadas. Llevado por la curiosidad, realicé una pesquisa superficial en la web de diez embajadas dominicanas ubicadas en países de habla no hispana, elegidas al azar, a saber, Canadá, Estados Unidos de América, Brasil, Haití, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Suiza y Taiwán. Esto confirmó mi hipótesis: República Dominicana es la culpable de la ola de ataques a la que se encuentra sometida hoy en día.


De las 10 embajadas antes mencionadas, solo la de Estados Unidos tiene información bilingüe y actualizada sobre la situación migratoria actual. En Alemania la información está disponible exclusivamente en español, aun cuando ese es solo el cuarto idioma más hablado en el país. Francia y Reino Unido no presentan nada relativo al plan de migración mientras que las otras 6 ni siquiera cuentan con páginas web. Parece increíble que embajadas con nóminas tan abultadas como las nuestras carezcan de una página web.


Atendiendo a esta grave situación, soy consciente de que hoy más que nunca nos hacen falta embajadores de calle; dominicanos de primera y segunda generación que expliquen a sus círculos nuestra versión de los problemas, embajadores que puedan aclarar el que a pesar que no lo hemos hecho de la manera más inteligente y eficaz, lo que hemos querido es regular las condiciones en las que queremos tener migrantes en nuestro país y que el alegado proceso de desnacionalización fue un horrible error que ya resolvimos.


Representantes que puedan decir que si es cierto que hay desigualdad social, pero que nunca la habíamos combatido tan arduamente como hoy en día, con políticas pro-MIPyME e incentivos al emprendimiento. A la diáspora nos toca dar nuestra versión sobre nuestra historia y nuestras luchas en todos los foros posibles y tomar la delantera en la información para no seguir jugando el rol del hermano malcriado que tiene que estar de respondón porque en la situación actual perdemos todos.


La sociedad internacional necesita escuchar a los dominicanos sobre los problemas que afectan nuestro país y es el compromiso de la diáspora ofrecer información fundamentada y de primera mano.

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