Articulo enviado.-
Por Margarita Cedeño de Fernández.-
DIARIO VIISON.-El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha dado en la diana con el título y el enfoque de su más reciente Informe Regional, que trata sobre el desarrollo humano en América Latina y El Caribe.
Al propiciar una discusión amplia sobre el significado de progreso para la sociedad actual, el PNUD nos invita a una reflexión profunda sobre el concepto del bienestar, en un mundo que considera que la calidad de vida está indefectiblemente atada a la generación de recursos económicos.
Tenemos que coincidir con el informe, en el sentido de que el “bienestar va más allá del ingreso”, porque existe un enfoque multidimensional de la pobreza que conmina a los policymakers a formular políticas pensadas desde un enfoque multidimensional e integrado.
Para quienes ejercen la función pública, es importante adoptar un nuevo paradigma del progreso y su enfoque multidimensional, que plantea que no debe existir un concepto de desarrollo que “disminuya los derechos de las personas y las comunidades, ni que amenace la sostenibilidad ambiental”.
Es el discurso preciso para batallar contra la desigualdad social, que ha venido construyéndose desde el enfoque de capacidades de Amartya Sen y que en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, ha tomado cuerpo, ampliando sus dimensiones.
En el caso de América Latina y El Caribe, que ha sido abordado en detalle por el Informe, aunque se han observado mayores logros que los esperados en la mayor parte de los indicadores, se requiere el diseño de políticas públicas que aseguren la permanencia de estos logros, de manera que se evite una recaída de las personas que han logrado salir de la pobreza.
Por un lado, se trata de continuar reducción la pobreza de manera sostenible, teniendo como base los programas de protección social – como es el caso de Progresando con Solidaridad – para luego fortalecer las áreas de educación e inserción laboral.
Como se ha hecho en otros informes de desarrollo, el PNUD advierte sobre las limitantes del mercado laboral en la región, especialmente en cuanto a la existencia de una alta cantidad de trabajadores informales, con su consecuente exclusión de la seguridad social.
Por otro lado, se requiere de medidas de protección y resiliencia ante eventos económicos, personales y ambientales adversos, que amenazan la economía familiar.
Un ejemplo de esto último es el seguro de vida que hemos implementado para beneficiarios de la tarjeta Progresando con Solidaridad, a través de la Administradora de Subsidios Sociales (ADESS), el cual auxilia a las familias en caso de muerte del Jefe o Jefa de familia beneficiario (a), situación que normalmente merma los escasos recursos familiares y lleva a sus miembros a una recaída en su condición de pobreza.
Una importante discusión para la región es la sostenibilidad y universalidad de los sistemas de protección social. En toda América Latina y El Caribe ha operado una expansión de las transferencias públicas, que explican en gran medida los logros sociales. Sin embargo, existe un límite fiscal en varios países de la región, como es el caso nuestro, que han desacelerado el impacto de las políticas sociales. La estrechez del espacio fiscal amerita una discusión amplia en toda la sociedad.
En definitiva, debemos trabajar en pos de una agenda que persiga el progreso, pero nunca “en detrimento del medio ambiente, de la cohesión social o de la propia legitimidad democrática”. El informe del PNUD es de lectura obligatoria para todos los que participan de la concepción de las políticas públicas.