Por: Delfín Matos
La palabra «comunicación» viene de una raíz latina que significa «Estar en comunicación». La comunicación es y siempre será; personas hablando con personas para entender lo que se dice.
La comunicación juega un papel fundamental en el crecimiento. El comunicador debe entender a la gente con la que se está comunicando. Usted no necesita ser un experto en personalidades, pero es necesario entender cómo piensan ciertos tipos de personalidades y cómo pueden ser motivados.
Cada persona es única, por tal razón, asegúrese que su audiencia le agrada escucharlo. Enamórese de los que lo escuchan y ellos se enamorarán de usted. Ojo, las personas se resisten a la agresión, especialmente la pública.
Dorothy Neville hizo un interesante comentario sobre la comunicación:
«El verdadero arte de la comunicación no es solamente saber decir lo apropiado en el lugar apropiado, sino, saber abstenerse de decir algo inapropiado en el momento más tentador».
Eso se llama tacto y diplomacia, saber cuándo hablar y cuándo guardar silencio.
Igualmente e importante, es saber cuándo y cómo escuchar. Nunca minimicemos el poder de escuchar ni el poder de las palabras. La comunicación es tanto escuchar cómo hablar; involucra igualmente palabras y silencio. Para ser buen orador y comunicador primero debemos aprender a escuchar de forma efectiva.
Abraham Licoln decía:
«Cuando me preparo a razonar con un hombre, paso una tercera parte de mi tiempo pensando en mí y en lo que voy a decirle, y dos terceras partes pensando en la otra persona y lo que dirá».
Estaba más interesado en escuchar que en hablar.
Peter Drucker añade otra idea en qué pensar: «Lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se está diciendo». Ese es un nivel más avanzado del arte de escuchar. Uno requiere tener tanto un corazón como unos oídos perceptivos. La comunicación no comienza con entender al comunicador, sino con comunicadores que tratan de entender a los demás.
La cualidad más importante en el comunicador es su credibilidad. Sin ella su comunicación sería en vano, porque la forma como usted vive habla mucho más fuerte que las cosas que usted pueda decir. Las personas siguen más a sus acciones que a sus palabras. Incluso, su gran visión y crecimiento pueden ser ahogados por la falta de credibilidad, pero esta puede transmitir su mensaje muy claro incluso antes de que usted lo exprese.
Para el comunicador el crecimiento puede ser un proceso doloroso, así que cuando comparta su visión, recuerde que una de las cualidades de los buenos comunicadores es el tacto. La persona que despliega tacto, comunica sus ideas teniendo en cuenta las circunstancias y el momento. El tacto se trata de mostrar consideración hacia otros y es una combinación de interés, sinceridad y cariño. No se trata de hacer cosas complicadas o imposibles.
Por eso, debe procurar comunicarse de forma clara. Escuché a alguien decir en una ocasión: «Un problema bien expresado está a la mitad del proceso de ser solucionado«. Los sentimientos expresados de forma poco claro ciertamente nunca generan más que fracaso.
La comunicación nunca debe ser reaccionaria. Los comunicadores, a menudo, ven y escuchan cosas que le hacen hervir la sangre y reaccionar de mala manera. La regla es: Actúe, no reaccione.
Las reacciones denotan que hay emociones fuera de control; las acciones demuestran que alguien tiene el control. Se necesita de una persona madura para seguir trabajando por los sueños y metas en lugar de reaccionar a la crítica o a la inseguridad de otros.
No importa qué le pase, o lo que digan de usted, elija no reaccionar. Simplemente siga brillando, como la luna. Abraham Lincoln decía: “Una gota de mil atrae más moscas que un galón de vinagre”.
Recuerda, en la comunicación, una lengua afilada y una mente brillante nunca se encuentran en la misma cabeza.
Delfín Matos, mirando más allá de la Esquina!!!