Por: Luis Manuel de Peña
Abogado
E-mail.: luismdpr08@gmail.com
DIARIO VISION.-Para las elecciones municipales del 16 de febrero de 2020, hay inscrito 17 860 candidatos y candidatas, repartidos en las 31 provincias, el Distrito Nacional con sus 158 municipios y 235 distritos municipales; entre estos están, quienes serán alcaldes, directores de distritos, regidores y vocales. Para elegir a esas autoridades están hábiles para votar siete millones cuatrocientos ochenta y siete mil cuarenta electores (7 487 040) según los datos y el padrón de la Junta Central Electoral.
Es cierto que hay personas con poderes económicos capaces de obligar a miles de esos electores a ejercer el voto de manera irracional en contra de su propia voluntad, votando por candidatos que no le representan en nada; pero también es cierto que el pueblo dominicano está despertando y a través de la participación está trillando su propio camino. Cada día crece la conciencia de ciudadanía que va más allá del día de las elecciones.
Ejercer el voto sin miedo es lo que hace valer la conciencia de ciudadanía. Hay que cambiar el método de dejarse llevar “como vaca al matadero” el día de las elecciones.
La Constitución del 26 de enero de 2010, ha establecido en su artículo 208 que, “Es un derecho y un deber de ciudadanas y ciudadanos el ejercicio del sufragio para elegir a las autoridades de gobierno (gobierno municipal). El voto es personal, libre, directo y secreto. Nadie puede ser obligado o coaccionado, bajo ningún pretexto, en el ejercicio de su derecho al sufragio ni a revelar su voto”.
Nada, ni nadie está por encima de este mandato en el Estado Social y Democrático de Derecho. La ciudadanía tiene el poder en sus manos de decidir quién o quiénes serán sus representantes.
La participación de cada elector en las elecciones municipales debe ir más allá del apoyo irracional a un candidato o candidata, partido o movimiento político; esa participación debe apoyarse en la realidad social, económica, cultural y medio ambiental. Para asegurar la sostenibilidad y el bienestar de las personas en cada municipio y distrito municipal de la geografía nacional.
Los alcaldes y alcaldesas que asuman el cargo el 24 de abril de 2020, deben apoyase en la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas. Deben trabajar para lograr la aplicación de políticas públicas con eficiencia y eficacia. Deben ser personas comprometidas con la transparencia y la institucionalidad. Deben impulsar la innovación, el crecimiento económico, el progreso, desarrollar el deporte, la cultura y la educación; trabajar para la equidad de género, la inclusión social, la participación de cada munícipe; promover programas de salud, para que nadie se quede atrás.
Además, los regidores y vocales deben ser personas con vocación de servicio, capaces de cumplir con sus tareas de: fiscalizar la gestión y administración de las entidades adscritas al municipio; conocer los acuerdos nacionales o internacionales relativos a la participación en organizaciones supramunicipales; la aprobación de los planes de desarrollo operativos anuales y demás instrumentos de ordenamiento del territorio; la aprobación de los reglamentos y ordenanzas; la aprobación o modificación del presupuesto municipal; nombrar, destituir y aceptar la renuncia de los funcionarios, entre otras atribuciones o tareas obligatorias, según la Ley Núm. 176-07 del Distrito Nacional y los Municipios.
Por esas razones, cada voto de los electores es la llave y la clave verdadera para fortalecer la administración local del siglo xxi. Para que cada municipio se convierta en un modelo a seguir. Para que la calidad de vida de las personas accedan a centros culturales, centros técnicos, clubes deportivos, centros de salud y medicamentos accesibles, servicios de agua potable de calidad, iluminación de las calles y avenidas; empleos para jóvenes y adultos, seguridad ciudadana, parques para las familias y, otros proyectos que se impulsan desde los ayuntamientos.
Finalmente, cada voto es importante, para elegir a las autoridades con vocación de servicio. El buen gobierno y la buena administración es parte de la democracia. La ciudadanía tiene la responsabilidad y el compromiso de fortalecer lo que el patricio, Juan Pablo Duarte, llamó el Cuarto Poder del Estado dominicano: los ayuntamientos.